viernes, 26 de octubre de 2012

4 - La vestimenta






Mis padres:
Pablo Pérez Alfonso y Julia Belanche Pascual

4 - La vestimenta

         La vestimenta de un  día normal era de extrema austeridad, casi rayana en el ascetismo.

A las mujeres, para quienes la vida en esta época era muy dura, podemos imaginarlas como a las que vemos actualmente en los documentales de países muy poco desarrollados, que además de cuidar de la casa, de los animales, del huerto, de los hijos, de la comida y tantas otras cosas, además, también tenían que saber coser, bordar y tejer, por pura necesidad. Y buena falta que hacía en todos los hogares saber hacer calceta para tejer con lana o algodón jerseys, medias y pedugos; coser para remendar las prendas de vestir cuando se desgarraban o desgastaban, ya que no había dinero para comprar otras nuevas. Recuerdo ver pantalones con pedazos añadidos en los que el paño original solamente era un lejano recuerdo entre los numerosos trozos procedentes de otras telas. Ahora a este arte se le denomina patchwork y existen cursillos en talleres especializados para aprenderlo. ¡Quién me lo iba a decir!

Analicemos la vestimenta de esta época por géneros y edades.

Del hombre

Si sustituimos el sayal de la edad media por una camisa de algodón de cuello redondo y unos pantalones de pana, con tantos remiendos que no permitían reconocer el tejido original, tenemos el traje normal de trabajo de un hombre hasta mediados del siglo XX. La ropa interior, cuando se llevaba, tampoco es que fuera de lencería fina. Se componía de peleles de franela para el invierno, como los de los niños y de calzoncillos largos con rayas azules para el verano. 

Para sujetar los pantalones y los riñones se usaba la faja, que normalmente la vendían los ambulantes que venían de la zona de Illueca y Brea y que además llevaban mantas, alpargatas y otros complementos, como se dice hoy día. La mencionada faja consistía en "una tira de tela o de tejido de punto de algodón, lana o seda con la que se rodea el cuerpo por la cintura, dándole varias vueltas" (tal como lo define el diccionario de la R.A.E.)

Como accesorios añadiremos una boina para cubrir la cabeza, que no hacía mucho que había sustituido al pañuelo, y para los pies, antes de calzar las albarcas, los protegían de los roces y de la intemperie con unos pedugos de lana, hechos en casa con lana de las ovejas.

Si el tiempo refrescaba se ponían encima de la camisa, bien un chaleco negro, o una chaqueta americana pasada de moda o un jersey gordo de lana también tejido a mano y en casa. Y cuando el frío apremiaba hasta temperaturas de congelación, se usaban las mantas, que muchas veces se recibían como dote de casamiento, algunas fabricadas en las cercanías por telares artesanales.

Cuando había que viajar o por festividades, para dar una nota de elegancia, prácticamente se envolvían mediante un tapabocas de terciopelo, ancho como media manta con el que se cubrían la cabeza y medio cuerpo, ya que se daban con él varias vueltas por el cuello y les llegaba hasta los hombros. Otras veces se abrigaban con una pelliza de paño con cuello de astracán o terciopelo, comúnmente heredada, que a su vez les servía para todos los miembros varones de la familia.

Un traje completo de americana y pantalón, las más de las veces cada hombre sólo se hacía uno en la vida: para el día de la boda. Y en esa ocasión la camisa sí que la adornaba con una corbata. Ese mismo traje es el que usaría posteriormente como mortaja.
        
De la mujer

La vestimenta de las mujeres, tampoco es que diera lugar a ostentaciones y lujos. Encima del justillo y la camisa se ponían la enagua, que la complementaban con un refajo en caso de frío. El traje diario consistía en una bata que casi siempre era negra, debido a los lutos de larga duración a los que siempre estaba sometida a lo largo de su vida, protegida por un delantal basto que a su vez lo aprovechaba como utensilio de trasporte, ya que mediante una doblez cogiendo las puntas con una mano, creaba un hueco en el alda que le servía para introducir todo tipo de objetos, desde huevos hasta verduras del huerto.

Las mayores todavía usaban saya negra de tela gruesa, con la que se cubrían la cabeza y los hombros levantándola por detrás a modo de mantón. Los niños en sus juegos, aprovechaban los vuelos de estas faldas para esconderse bajo los anchos pliegues de las sayas de sus abuelas, como si se tratase de una clueca.

Se cubrían la cabeza con un pañuelo negro anudado en la barbilla y las más viejas o las menos progresistas, todavía usaban una toca negra anudada a la nuca, al más puro estilo medieval. Los pies los calzaban con medias negras de algodón en todo tiempo y albarcas o alpargatas. Cuando refrescaba se ponían una chambra y si era poco la complementaban con una toquilla de lana tejida manualmente, cruzando los extremos en la cintura y anudándola en la parte posterior, con el fin de proteger los riñones.

De los niños

La vestimenta de los niños, tampoco difería en nada de la que hemos indicado para los mayores. Solamente deseo señalar, más bien como anécdota, que al menos los chicos se   sujetaban el pantalón, del que ya casi no se distinguía la tela original, con un único tirante cruzado y a los más pequeños, para evitarles todos los inconvenientes en realizar sus funciones fisiológicas, se les practicaba en los pantalones sendas ranuras por delante y por detrás, con el fin de que no fuera necesario ni tan siquiera la simple acción de bajar la prenda. Para las chicas esto no era ningún inconveniente, pues tan sólo necesitaban remangarse la falda, ya que no llevaban nada debajo.

Por supuesto que para hacerse las fotos, se les ponía "de punta en blanco" para que parecieran lo más elegantes posible, aunque en algunas ocasiones las ropas estuvieran desfasadas y pasadas de moda.

NOTAS: definiciones del diccionario de la R.A.E.

Camisa: Prenda de vestido interior hecha de lienzo, algodón u otro tela, de media largura, que cubre el torso.
Chambra: Vestidura corta, a modo de blusa con poco o ningún adorno, que usan las mujeres sobre la camisa.
Enagua:
1. Prenda interior femenina que se usa debajo de la falda.
2. Por extensión prenda del mismo uso que cubre también el torso.
3. Vestidura de bayeta negra, a modo de saya, que usaban los hombres en los lutos mayores y los trompeteros de las procesiones de Semana Santa.
Justillo: Prenda interior sin mangas, que ciñe el cuerpo y no baja de la cintura.
Refajo:
1. Falda corta y vueluda, por lo general de bayeta o paño, que usan las mujeres de los pueblos encima de las enaguas. En las ciudades era falda interior que usaba la mujer para abrigo.
2. Zagalejo interior de bayeta u otra tela tupida, que usan las mujeres para abrigo.
También se llama zagalejo al refajo que usan las lugareñas.
Saya: falda, prenda femenina. Vestidura talar antigua, especie de túnica, que usaban los hombres.
Toquilla: Pañuelo de punto generalmente de lana, que usan para abrigo las mujeres y los niños.

Como se puede ver, el negro era el tono que más imperaba en la
vestimenta, lo cual me recuerda las palabras de un escritor extranjero
que visitaba por aquella época la España profunda de hambre y miseria
al afirmar, en el más puro estilo existencialista, que "para los
españoles, la vida es lo que antecede a la muerte".

Este es el entorno en el que se vivía en nuestro pueblo, más o menos como en todos los pueblos próximos al nuestro, donde la vida consistía en trabajar de forma muy precaria desde que se tenía edad para ello, habitualmente al poco tiempo de nacer y donde el futuro era tan próximo que se confundía con el presente. Muchas veces, con tener asegurada la comida de los próximos meses era más que suficiente, porque en otras ocasiones ni eso sucedía.



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